VIAJE A CHINA. IMPERIO MILENARIO10 al 19 de JULIO de 2014

49 viajeros componían el grupo, de nuestra tierra de Monegros, de Huesca, Ayerbe, Monflorite, Banastás, Huerrios, Almudevar, Zaragoza, Salou, Sevilla…. Nuestra intención… conocer China. Pero China es muy grande, por lo tanto, lo imprescindible de China. Yo me atrevería a decir que nuestro proyecto era conocer lo imprescindible de lo imprescindible. 10 días no dan para más.
En un pequeño salto de unos once mil kilómetros (con breve escala en Estambul) llegamos a PEKIN (Beijing). La capital, corazón cultural, político y social. Después de tantas horas de vuelo, lo mejor era que nos dieran un relajante masaje tradicional. Nos dejaron nuevos. Fue una gentileza de la agencia que nos organizaba el viaje. Querían que ya, desde el principio, nos encontráramos a gusto en su tierra.
China es el tercer país más extenso de nuestro planeta. La cuarta parte de la humanidad son chinos. Su cultura tiene más de tres mil quinientos años de historia.

En China todo parece ser grande. La plaza de “Tian’ Anmen” o “Puerta de la Paz Celestial” (la más grande del mundo). Lugar en el que Mao Zedong (Mao Tse-Tung para los amigos) constituyó en 1949 la República Popular China. En el centro, su mausoleo con su cuerpo embalsamado. Hasta allí se acercan millares de chinos a rendir un fervoroso recuerdo. La plaza es lugar de importantes acontecimientos históricos. Triunfales y alegres algunos, pero violentos y dramáticos otros.

En China todo es grande ¿La cima más alta de la tierra?. El Everest, 8.848m. (En China). Su Gran Canal, 1.675km.  El mayor del mundo.
Una de nuestras primeras visitas: “La Ciudad Prohibida”. El complejo palaciego más grande del mundo. Más de ochocientos palacios dentro de un mismo recinto. Palacios que fueron de veinticuatro emperadores y sede del gobierno chino.
¿Quien no recuerda la película “El último emperador” de Bernardo Bertolucci?. La historia de Puyí, el último emperador. Vivió aquí. Se rodó aquí.

Visitamos, también en Pekín, el “Templo del Cielo”. Impresionante conjunto monumental. Dos veces al año, los emperadores acudían y rogaban por las buenas cosechas y daban gracias por los frutos obtenidos. El más importante testimonio de sus ritos y sacrificios…

Pero en China no todo es grandeza. También hay sencillez y pobreza. Conocimos esta cara cuando, montados en rickshaw, una especie de triciclo que, a modo de bicitaxi, y manejados por experimentados y gritones conductores, pedaleando a buen ritmo, nos pasearon por las callejuelas de uno de los Hutongs (barrio humilde) más tradicionales de Pekín.
Impresionante fue la visita a “La Gran Muralla”. Compleja sucesión de barreras que defendían el Imperio del mundo exterior. Considerada como una de las “Siete Maravillas del Mundo Moderno”.
Su silueta se reconoce a lo lejos. ¿Larga? Bueno… 7.300 km. desde Shanghai Jiayu…  Disparamos cientos de fotos para inmortalizar la hazaña de subir los cientos de irregulares escalones, que, después, había que descender. La muralla es también el mayor cementerio del mundo. En sus alrededores descansan los obreros que murieron durante su esforzada y penosa construcción… más de 10 millones.

El “Palacio de Verano” de los emperadores chinos. Navegar por el lago repleto de barquitas. Sorprende su largo “Corredor de Madera” bellamente pintado. Caligrafía china, catorce mil pinturas de su historia, paisajes, pájaros… Realmente curioso el gran barco de mármol y cristal, (La emperatriz Cixi, celebraba sus fiestas). ¡Idílico lugar!.

No podían faltar las compras, y, sobre todo, el regateo. El “Mercado de la Seda”. Al final todos contentos: nosotros porque hemos comprado barato, ellos porque te han vendido caro…
En un vuelo de casi dos horas de duración llegamos a XI´AN. Doce dinastías la tuvieron como capital del Imperio. Punto de partida de la “Ruta de la Seda”. Situada en la extensa cuenca del Río Amarillo. Su antigua muralla de 14 km muy bien conservada. A la caída de la tarde, cuando la visitamos… espectacular.
Por la noche, José Ignacio nos acompañó al “Barrio Musulmán”. Barrio que visitaríamos también de día, pero la noche lo viste de puestos callejeros de comida, artesanías, iluminaciones centelleantes y alegre y vibrante gentío. Sus estrechas calles, impregnadas de penetrantes aromas… En la visita “diurna” pudimos acceder a la “Gran Mezquita”. (Estilo chino y musulmán). Siglo VIII. Oímos la voz del Almuecín, llamando a la oración. Es una de las más grandes y antiguas del país.

Otra de las visitas “estrella” fue la del “Museo de los Guerreros y Corceles de Terracota”. Simplemente impresionante. Es el mausoleo del primer emperador Quin Shi Huángdi. El emperador se hacía defender y servir hasta después de muerto. Convencido de tener las mismas necesidades que en vida. La tumba del emperador todavía no se ha encontrado.
La Pagoda de la Oca salvaje… allí querían que aprendiéramos a escribir en chino mandarín… lo tenían claro!!!!
Otro vuelo de casi dos horas y a Shanghai. Eso es otro mundo… Parece una “peli” de ciencia ficción. La ciudad más futurista y poblada. Antigua capital de China. Su población, más la de Pekín, es similar a la de España. El río Huangpu, con marcados contrastes entre sus dos orillas, la atraviesa. Es afluente del Yangtze, el tercer río más largo del mundo. A la caída de la tarde disfrutamos de un hermoso crucero por sus aguas. Los rascacielos, (tiene ocho mil, el último construido tiene seiscientos y pico metros de altura), iluminados con infinidad de formas y colores, te trasladan a un mundo imaginario. Pequeñas y grandes embarcaciones de cambiantes coloridos. ¡Es un espectáculo increíble!

Entre todos los edificios destaca la “Perla de Oriente”, una moderna torre de comunicaciones que se ve coronada con una esfera de cambiantes colores. Shanghai es la ciudad más cosmopolita, comercial y cultural de China. Moderna, alta tecnología, la más cara y nivel de vida más alto. Pero… es la más contaminada y el peso de los grandes edificios hace que se vaya hundiendo poco a poco en el terreno fangoso del rio que corre a sus pies.
Un proverbio chino dice: ¡En el Cielo está el Paraíso y en la tierra está “Suzhou”!. Tiene su origen en el siglo VI a.C. Sus jardines son patrimonio de la humanidad. A ella nos dirigimos en tren de alta velocidad. Repleta de canales es llamada por Marco Polo la Venecia de Oriente. Navegamos por sus canales: apiñados edificios, callejuelas antiquísimas. Todo amontonado y curiosamente desordenado. Ropas tendidas. En uno de los embarcaderos bajamos del barco y paseamos un rato por un mercado popular… Todo nos sorprendía: carnes, pescados, verduras, frutas… Y lo mejor de todo… no estaba disfrazado para el turista. Era su mercado, era su vida.

Por la tarde visitamos uno de los jardines más espectaculares de todo el viaje. Cientos de bonsáis, algunos de más de 500 años de antigüedad, adornaban el camino que conducía hasta la torre de la Pagoda de la Colina del Tigre. Sabinas, enebros, pinos, abetos, arces… Todos en miniatura. Impresionante.
En Shanghai visitamos otro jardín importante: Yuyuan. Y de allí al “Templo del Buda de Jade”. Conocimos un poco de la religión mayoritaria en China: el Budismo. Su fundador Sidarta Gautama, Sakyamuni, o, como lo conocemos todos, Buda.
De forma ritual, queman incienso y ofrecen bonitas cestas con frutas y verduras.
Dos estatuas de Buda. Una recostada, entrando en el Nirvana. (Ha alcanzado el estado de felicidad más completo, no volverá a nacer). Pesa tres toneladas, una sola pieza de jade blanco; que es el color más valorado. Otra sentada, también de jade y de dos metros de altura. Decorada con piedras semipreciosas.
Cuatro Reyes Celestiales, con cara fea y de amenaza y leones, son los guardianes y espantan a los demonios…
En China el Catolicismo también está presente. Actualmente hay en el país cuatro mil seiscientas iglesias y centros católicos. Se han publicado tres millones de ejemplares de “La Biblia”. Aunque algunas de estas iglesias no acatan la autoridad del Vaticano. Son las iglesias “oficialistas”.

A parte de los monumentos, de China nos sorprendieron otras muchas cosas: cómo convive sin ningún problema el Comunismo más radical con el Capitalismo más rabioso. Su gran diferencia social: 70% pobres, 20% clase media y 10% ricos. La “política del hijo único”: Las familias deben pagar un impuesto por tener un segundo hijo. Resulta muy caro. La lucha contra la corrupción política. Su actual dirigente ha destituido a ochocientos políticos corruptos. Están condenados a muerte. Ya han sido ajusticiados trescientos. Bodas apañadas. Mucho machismo. Según nuestra guía, de raza mongol, las mujeres chinas son muy desgraciadas… conseguir un novio guapo cuesta más dinero.

Comimos muy bien aunque los sabores son distintos a los nuestros. Nos ponían los típicos palillos, pero… afortunadamente también cuchillo y tenedor.
Conocimos el mundo del Te, la seda, las perlas… Tuvimos oportunidad de ver cómo se trabajan.

Hemos disfrutado de un fascinante viaje. Para recordarlo siempre. Siglos y siglos de historia…

Nacho a lo suyo… Rezamos durante el viaje. El domingo celebró la Eucaristía. Pero… ¡no se atrevió con el chino!. ¡No lo habríamos entendido!.

Tenemos muchos motivos por los que dar gracias…
También al grupo, por haber formado una feliz y unida familia de turistas por China. ¡Cómo manejábamos el idioma…!.

Pero al llegar a nuestras pequeñas, queridas y tranquilas tierras… ¡Una gran alegría!. ¡Qué Paz!.

¿Quién no ha comprado algún producto “Made in China”…?.

Para Antonio Santamaría, (nuestro fotógrafo oficial). ¡Un fuerte aplauso!.

A José Ignacio Martínez, ¡Gracias!. Por tu buen trabajo; por contagiarnos la ilusión de realizar este fantástico viaje; por tu interés en que todo salga bien; por… por…

Abrazos.

Laura Casasús

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