VIAJE A RUMANIAViaje a Rumanía: Bucarest, Monasterios de Bucovina y la Transilvania medieval. Del 6 al 14 de Julio de 2012

Desde el “Arciprestazgo de Monegros” (Diócesis de Huesca) y organizado, por nuestro sacerdote, D. José Ignacio Martínez Madrona;  viajamos a Bucarest. La Transilvania Medieval y los Monasterios de Bucovina.
Del 6 al 14 de Julio de 2012, pudimos conocer y disfrutar de este bonito y pintoresco país de la Europa del Este.
Nunca pensé que Rumanía sería uno de mis destinos turísticos, pero José Ignacio acertó en la elección.
Madrugón y… a Bucarest. Su capital. La visita panorámica, permitió que me hiciera una idea de la grandiosidad de esta próspera ciudad.

No me imaginaba que su “Palacio del Parlamento”, fuera tan enorme y lujoso.

Me gustó visitar y recorrer el “Museo de la Aldea”, al aire libre. 50 edificios representativos de la arquitectura rural rumana. Gran legado de sus antepasados. Reflejo de su historia vivida. Muchas similitudes con mis primeros recuerdos infantiles. Pueblecitos del Pirineo Aragonés.

Mereció la pena el viaje, aunque sólo hubiera sido para conocer la región de Bucovina, con su maravilloso archipiélago monástico. Sus pinturas son una Biblia abierta, transmisora de sabiduría popular. Declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Obras maestras del Arte Bizantino y únicas en Europa. La gran mayoría del siglo XV-XVI.

También me sorprendió su arquitectura. Admirables Iconos. Frescos de bonitos y vistosos colores. Representan: Paisajes bíblicos. Temas sagrados, castigos, oraciones, Viacrucis, escenas de la vida cotidiana… ¡Ah! Pero también el infierno. El diablo en forma de mujer ¿…?  En el monasterio de Humor.

Muy interesante, en el de Moldovita, “El Sitio de Constantinopla”.

Sucevita. Puede presumir de sus grandísimos frescos: “El Árbol de Jesé” y “La Escalera de las Virtudes”.

Monasterio de Voronet. Uno  de los más bonitos. Su color azul, único en el Mundo. Considerado como “La Capilla Sixtina de Oriente”. Importante, su “Juicio Final”.

Atravesamos Transilvania. Sólo unas de las pinceladas de algunas de las ciudades que me dejaron huella y que lucen todo el buen hacer de los artesanos medievales.

¡Qué bonito SINAIA! La perla de los Cárpatos.

BISTRITA. Carros rurales de simple construcción, pero eficaces. Productos del campo a la venta, por sus rústicas carretas, característicos personajes.

Entre los Poblados Sajones, destaca BIERTAN. Me resultó muy curiosa la cerradura de hierro con 22 cierres, funcionan todos a la vez con un sólo giro de llave. ¡Cuánto ingenio para aquellos sencillos artesanos!

La ciudad medieval mejor conservada de Europa es SIGHISOARA. Su habitante más famoso Drácula. Deambular sin prisas durante la noche, lejos del público y el devenir de turistas que lo abarrotan durante el día, fue relajante y agradable.

También me llamó la atención SIBIU. Fue Capital Cultural de Europa. Recibió dinero y está arregladísima. Disfruté y valoré las ruinas de Carta, abadía cisterciense, hoy iglesia evangélica.

Y de BRASOV, me gustó su Iglesia gótica (La Negra) ¡y… mira por dónde!… Me encantó conocer la primera escuela rumana. 1761. ¿Por qué sería? En uno de sus más antiguos libros, aparece una referencia sobre España y sus bonitas mujeres.

PREJMER, posee la mayor Iglesia Fortificada de la Europa Oriental. Sus cuartitos numerados. Refugio de las familias en tiempos de asedio. Llenos de cereal y víveres en tiempos de paz. ¡Qué vidas más duras! ¡Cuánto sufrimiento!

En un paraje de excepcional belleza se yergue el “Castillo de Drácula”. Lo recorrimos todo. Sin cruces, ni ajos… ¡a los valiente! Pero… seguro que al anochecer; los chasquidos, susurros, sombras… a más de uno, nos harían volver la cabeza, encogernos y protegernos el cuello. ¿Y si fuera Drácula, el que anduviera por allí?

Estuve más tranquilita en la visita al “Castillo de Peles”. Bonito y elegante diseño. Rico en arte y ornamentación. Caprichosos jardines, rodeado de frondosos bosques, exuberante vegetación y frescos prados.

A lo largo de la carretera; bonitas viviendas, construidas con mucho gusto y adornadísimas. No me canso de decir que… flores, jardines, verdes prados, bosques… adornan nuestro recorrido.

Muchos Cristos de considerable tamaño. Dijo el guía, que eran para recordarnos que debemos rezar y cumplir con nuestros deberes religiosos.

Delante de estas casas, un banco, a veces uno frente a otro; los rumanos buscan conversación y compañía, son muy sociables y familiares. Disponen de un terrenito, que les permite vivir y unos caprichosos pozos artesanales. Son necesarios y se abastecen se su agua.

Los tenderetes, son muy variados y abundantes. Los madrugadores recogen frambuesas y otros frutos silvestres y los venden en cestillas. Necesitan de esos pequeños ingresos.

Esperaba ver osos. Sólo vi sus pieles adornando paredes o a nuestros pies.
Sus gentes son sencillas. Su vida sobria. Pocas festividades. Muchas horas de trabajo, para poco sueldo. Las mujeres las más sacrificadas (trabajo, la casa, familia…).
El 80% de la población es ortodoxa (Rito Griego).

Con devoción y recogimiento, se entregan a sus rezos. “Alguien”, nos dijo que éramos habladores, bullangueros y poco respetuosos en el interior de nuestras iglesias…

El suelo es fértil y húmedo, faltan infraestructuras y urgen grandes inversiones. Hay mucho por arreglar. Contemplar el tendido eléctrico, es un buen entretenimiento, pero… da mucho que pensar.

No obstante, el nuevo rumbo que está tomando es positivo. Con la caída del comunismo empezaron a aflorar sus derechos. Yo veo un país con posibilidades y grandes perspectivas de desarrollo social, cultural y turístico. ¿Y los” leis” dónde están?

El País esconde viejos tesoros, que van mucho más allá del “Nos vamos a Rumanía”.

Cruce de caminos en el tiempo y en el espacio.

El pasado y el presente se fusionan, mostrando la belleza del ayer y del hoy.

En Catedrales, Iglesias… (No importaba del rito que fueran) hubo rezos y oraciones. Peticiones y gracias especiales.

Las explicaciones y clases “magistrales” de José Ignacio, me gustaron y enriquecieron.

Regresé, con una grata experiencia; pero convencida de que no merezco tanto; mientras otros pasan necesidades vitales y penurias.

Ojalá, me sirva el haber visitado Rumanía, para valorar a los que han tenido que emigrar, entre otros lugares a Monegros, Lanaja…

Recuerdo con cariño, las vivencias que compartí con mis 41 compañeros de viaje.

Fue bonito, formar parte de esa pequeña, pero gran familia.

Este breve relato, es un resumen, de lo mucho que vi, conocí, aprendí, sentí, compartí y disfruté.

No puedo concluirlo, sin darle las gracias por TODO a nuestro sacerdote, José Ignacio.

Laura Casasús Puivecino

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