VIAJAR A TIERRA SANTA. PEREGINACIÓN DIOCESANA A TIERRA SANTA Y PETRA.
2 al 11 de Diciembre de 2013
Viajar a Tierra Santa no es viajar a cualquier sitio. Para el creyente es algo más que un viaje. Es vivir algo especial. Es protagonizar el “quinto evangelio”, el que tú vives al lado de Jesús, el Maestro, el Señor.
Nuestra peregrinación, a principios de diciembre, fue mucho de esto. Pisar el suelo que pisó Nuestro Señor, María, su madre, los apóstoles… respirar el mismo aire cuajado de gotas del mar de Genesaret, contemplar los mismos paisajes y el mismo cielo… todo esto ensancha el corazón y renueva la fe.
Nazaret, donde el Verbo se encarna; Belén, donde nace; Cafarnaúm donde vive su vida pública; el lago de Tiberíades donde enseña una vida de amor; el monte de las bienaventuranzas; Jerusalén, donde muere y resucita… todo es sentir la presencia de Dios en esa Tierra Santa. Tierra prometida, anhelada durante siglos por el Pueblo de Dios, tierra que mana leche y miel.
Y, además, ver la mezcla de culturas, razas y creencias en torno a la figura de Jesús de Nazaret hace sentir con fuerza la esperanza de que el Reino de Dios es posible.
Y más. Celebrar cada día la Eucaristía, -el Memorial de la muerte y resurrección de Jesús-, en uno de estos lugares santos, actualizar su presencia precisamente allí, invita a vivir la comunión con el grupo, a sentir viva la comunidad, a conseguir la unión de corazones.
La celebración más especial, para mí, fue la Eucaristía a bordo del barco en el mar de Galilea, sentirme un pescador, un apóstol cargado de miedos e inseguridades: “¡Señor, sálvanos, que perecemos!” (Mt 8, 25), pero con esperanza e ilusión: “Es el Señor” (Jn 21, 7).
Y anoto, además, la renovación de las promesas bautismales en el Jordán, recordando nuestro bautismo. Y el recuerdo de su sacramento para los matrimonios. Y el de su ministerio, también sacramental, para los sacerdotes. Y la renovación, también, de mi consagración. Todos estos momentos tuvieron algo de especial.
Este es el resumen que le diría a cualquiera: si quiere viajar y hacer turismo puede ir a cualquier parte del mundo, pero si busca otra cosa, vaya a Tierra Santa.
Marta Calavera Isanta